martes, 23 de abril de 2019

Ojalá pudiese enviarte un mensaje,
ese mensaje que tanto miedo
me provoca.
Me gustaría decirte que las noches,
sin ti, son solo eso,
noches.
Que sigo esperando tu mensaje de:
“Buenos días, ¿qué tal has dormido?”,
pero empiezo a creer que eso
nunca más vendrá.
Me he imaginado muchas veces
cómo sería volver a verte,
si seguirías teniendo las mismas ganas que yo
de abrazarme, y no soltarme nunca más.
Quizá yo nunca fui para ti,
que,
por mucho que duela,
nunca llegases a sentir por mí
lo que yo llegué a sentir hacia ti.
Puede que yo llegase a tu vida
con tiempo limitado,
y una vez sucedido,
todo se esfumase.
Y no sabes cuánto duele,
ver qué por mucho que quieras,
nada va a cambiar.
Pero a veces tienes que dejar ir,
dejar volar a quien quieres
para que encuentre la libertad.
Puede que, algún día,
te despiertes en otra cama,
con otros brazos,
y quizás,
solo quizás,
recuerdes todo lo que un día tuvimos,
con cariño,
y veas en ella,
todo lo que yo vi en ti.
Y ella,
ella será la persona más afortunada
por poder tenerte a su lado.
Y no negaré que la envidiaré,
que maldeciré que ella pueda tener
lo que yo tanto quería.
Pero cuando quieres a alguien
deseas que sea feliz,
aunque no seas tú quién lo vea.