lunes, 19 de agosto de 2019

ya no dueles

Mientras tomo mi taza de café
me invaden ciertos pensamientos.
Intento calmarme,
respirar hondo.
Pero sigo sin ser capaz
de conseguirlo.
Identifico el miedo,
esa sensación de ahogo
que me atrapa.
Y de pronto
recibo ese mensaje.
Donde me dices que tenga calma.
Que no hay prisa.
Que tenemos todo el tiempo del mundo
para hacer que las cosas salgan bien.
Es en ese instante
cuando me pregunto
si estoy haciendo bien.
No quiero volver a fallarme,
que vuelvan a dañarme.
No quiero que mi pasado
arrase todo lo que he construido.
Que me marchite lentamente
por no ser capaz de soltar.
Es entonces cuando soy consciente
que debo permitirme volar,
dejar atrás todo aquello que
dañó.
Pero para ello, debo expresar.
Cuando recuerdo nuestra historia
me aparecen sentimientos contrariados,
rabia,
frustración,
impotencia,
dolor,
tristeza...
Pero también
amor,
cariño,
añoranza,
felicidad.
Y comprendo que fuiste
un capítulo en mi vida,
en nuestra historia,
que debía terminar.
Yo contigo no era yo.
Por más que quisiese
solo podía sacar
todo aquello que
creía que te hacía bien.
Me sentí juzgada,
tachada,
reprochada por ser quién era.
Y no te culpes,
no estoy atacándote.
No supe frenarte,
permití que mis valores
quedaran en segundo plano
si eso te hacía bien.
Sin pensar en cómo podía
hacerme sentir a mí.
Supongo que por eso
me dolió tanto tu marcha,
porque aún queriendo hacer todo
lo que creía bien para ti
no había sido suficiente.
Y ahora me doy cuenta
que nunca
debí ponerte por encima de mí.
Que si yo no me aceptaba,
tú tampoco podías hacerlo.
Hoy veo todos los errores
que cometimos en esta historia
y decido aprender de ellos.
Aunque mentiría si te dijese
que nunca fui yo contigo.
Porque también conseguiste que sacara
la niña que llevo dentro.
Que quisiese siempre
darte lo mejor de mí.
Y sé que tú también
lo hiciste.
No puedo culpar a los errores del pasado
porque sé que ellos nos hicieron crecer.
Hay personas que aparecen en tu vida
con tiempo limitado,
y tú eras de esas personas.
Gracias a ti
sé lo que no voy a volver a permitir.
Y también sé lo que sí.
Ahora
cuando pienso en ti
ya no dueles.
Ahora me siento feliz
de que hayas encontrado
lo que buscabas.
De que alguien te esté mimando
como mereces.
Y que tú
puedas ser quién eres de verdad.
Ese niño dulce,
tímido,
inocente
y sin maldad.
Porque de ese niño sé
que cualquier persona
que lo conozca
se enamoraría.
Solo quiero decirte
que te agradezco todo lo que un día vivimos.
Que me quedo con lo bueno
y desde lejos te desearé todo lo mejor.
Hoy cierro nuestro capítulo.
Aunque hace tiempo que ya cambié de libro,
pero ahora soy capaz de dejarlo cerrado.
Mirar la portada y sonreír.
Sé feliz.





lunes, 15 de julio de 2019

Ella

Ella venía a verte por las tardes.
Aquellas en las que no querías hacer nada.
Venía y no quería irse.
Quizá te quitaba el sueño,
y te molestabas porque no querías hacer nada.
Otras sé que te alegraba
y tampoco querías que se fuera.
Tú le pediste paciencia,
que valía la alegría.
Y ella te creyó.
Ella te tuvo paciencia,
ella quiso quitarte tus pesadillas,
alegrarte los domingos,
esos que tanto odiabas.
Tú le dijiste que la querías,
y ella te lo dio todo.
Te miraba a escondidas,
porque tenía miedo
a qué llegaras a saber
cuánto sentía por ti.
Por si la rompías.
Qué irónico.
Ella te daba mil razones
para quedarte,
y tú preferiste mirar a otro lado.
Quizá te quedo grande el puesto
que ella te había dado.
Ella te mostró su lado tierno,
sensible,
y cariñoso.
Puede que en ocasiones
fuera excesivo,
pero así lo sentía contigo.
Y tú no lo valoraste.
No supiste verlo.
Preferiste pensar que ella
no era así.
Que ella no era de fiar.
Buscaste mil razones
por las que irte,
mientras ella te daba
todas las posibilidades
para que no lo hicieras.
Quisiste creer tus demonios,
y no demostrarle a ella
que podías combatir contra ellos.
La fallaste,
la dañaste.
Y te fuiste.
Le mostrarte una de las cosas
más dolorosas que le puedes dar
a una persona que te quiere,
la indiferencia.
Ella te dio mil razones para que no te fueras.
Quiso confiar en tu palabra.
Y tuvo esperanzas en ti,
las esperanzas que tú nunca
tuviste en ella.
Y puede que ahora,
ella,
se haya quedado vacía.
Mientras ve como tú
le das a otra
las cosas que nunca le diste a ella.
Puede que ahora no confíe en nadie,
y se haya vuelto a poner esa coraza
que contigo se quitó.
Pero ella llegará un día
que volverá a confiar.
Que encontrará a alguien
que sí la valore.
Y que no la tache de algo
que nunca demostró ser.
Puede que ahora tenga miedo,
pero llegará alguien,
que le quite sus demonios.
Como ella intentó hacer contigo.
Y mientras tanto tú,
seguirás con tu desconfianza,
creyendo tus demonios.
Y por más que puedas darle tu mano
a otra,
esa,
nunca será,
ella.
Quien te quiso
incondicional.
Y como nadie
pudo haberte querido.
Y cuando la veas feliz
en manos de otra persona
puede que seas consciente
de lo que perdiste.
Y que triste,
porque ella
nunca quiso a alguien
que tuviese que perderla
para saber lo que tenía.

martes, 9 de julio de 2019

Él me quería

Él era una persona reservada,
no le gustaban las películas de terror.
Temía a los fantasmas.
Y prefería dormir para solucionar sus problemas.
Se mordía el interior de las mejillas
cuando quería decir algo
pero no sabía cómo.
Movía las piernas sin parar
cuando le entraba la vergüenza
y se tocaba el pelo.
Ese pelo rizado que tanto me gustaba.
Me miraba a hurtadillas,
con miedo a que le pillara mirándome,
por si acababa diciéndole alguna cosa
que le sonrojara.
Y me quería.
Sé que lo hacía con fuerza,
hasta a veces sentía que se le iba a salir el pecho
cuando me acariciaba.
Se quejaba de lo cariñosa que era,
y de lo mucho que hablaba.
Pero sé que eso también le gustaba,
aunque lo negara.
Y yo habría hecho cualquier cosa
por verle sonreír.
Porque nadie puede imaginar
cómo me alborotaba
su sonrisa entrecortada.
A veces prefería dormir,
y eso a mí me enervaba,
yo tan enérgica,
y con tantas ganas de moverme.
Y ahora no os hacéis una idea
de lo mucho que extraño
dormirme en su pecho,
mientras mirábamos alguna serie,
o cualquier vídeo absurdo de YouTube.
Y me quería.
Me quería como nadie lo había hecho.
Y yo le quería.
Le quería como nunca lo había hecho.
Y, por mucho que lo intente evitar,
sigo haciéndolo.
A veces, sin darme cuenta,
me aparece,
y pienso en la cantidad de veces
que quise haberle dicho ‘te quiero’
y no lo hice.
Quizá por algún enfado absurdo,
o por no ser pesada.
Y no sabéis cuánto me arrepiento,
de no haberle mirado más a los ojos
y decirle que le quería.
Pero tenía miedos.
Aún queriéndome
sus demonios le consumían.
Y ahora hace tiempo que se ha ido,
y yo sigo pensando
porque tuvo que pasar.
Sigo esperando un mensaje,
donde me dice que sigue queriéndome
y que por mí
lo dejaría todo.
Ojalá pudiese ser valiente
y no dejar ganas a sus miedos.
Se lo dije muchas veces.
Supongo que no fueron suficientes.
Él era cabezota,
pero me quería.
Sé que lo hacía con fuerza.
Con la misma fuerza
con la que aprieto mis dientes
mientras escribo esto.
Pero quiso irse,
y yo no puedo negarle a nadie su viaje.
Quiso volar,
probar otros labios,
otras camas...
Quiso irse, pensando que así estaría mejor.
Y acabamos los dos llorando,
rezándole a todos los dioses
que esto no hubiese pasado.
Pero tuvo que irse,
y con todo el dolor del mundo
solo puedo decir
que yo le quería.
Le quería muy fuerte,
y tuve que dejarle ir
para que fuera feliz.
Y ojalá,
nos encontremos en un futuro.
Sin tanto dolor encima
y con las mismas ganas de siempre
de comernos.
Yo sé que él me quería,
y que pena que tuviese que irse,
que no luchara por apaciguar sus demonios.
Por ver en mí,
quién soy en realidad.
Qué pena que tuvieses que irte.
Y no sabes cómo duele.
Yo le quería,
y le quiero.
Y por muy lejos que esté
seguiré deseando rozar mis manos con las suyas,
despertar por las mañanas
mirarle dormir
y abrazarle fuerte.
Yo le quería
y sé,
que siempre lo haré,
sea la forma que sea.


La chica de tus demonios

A veces me pregunto el porque de todo esto.
Sigo cuestionándome si de verdad
era lo correcto.
Me da pena pensar que
todo esto
acabó
por miedo,
desconfianza.
Y duele, no te imaginas cuánto duele.
Porque yo no era
la chica de tus demonios.
Y que pena
no haber sido valiente,
de contar,
de mostrar,
de confiar.
Y aún así
quiero decirte,
que nunca me arrepentiré
de todo lo que viví contigo.
Que tus brazos
eran calma.
Y tus ojos
ayudaban mis demonios.
Siempre quise apaciguar los tuyos,
supongo que no fue suficiente.
Y aún así
sé que siempre me quedarán cosas
por decirte.
Como que contigo
siempre me sentí como en casa.
Y eso nadie podrá quitármelo.
Y ahora,
solo me viene a la cabeza,
aquella conversación,
en tu terraza,
mientras con lágrimas te decía
que tenía miedo que están decisión
fuera a romper lo que teníamos.
Y tú, tranquilo, me decías
que no lo veías así.
Que quizá podría darnos más fuerzas
en un futuro, para empezar las cosas bien.
Supongo que al final tenía razón.
Y eso es lo que más me va a doler siempre.
Saber que realmente,
si se quería,
pero no sé pudo.
Y quién sabe,
quizá más adelante,
con otra perspectiva
y menos dolor
en el pecho.
Porque yo, siempre,
te dejaré la puerta abierta
por si algún día
quieres volver.
Te querré siempre.

domingo, 7 de julio de 2019

Dueles

Por más que lo intente
no consigo salir de esto.
Dueles.
Y no te imaginas cuánto.
A veces me pregunto
que hice tan mal
para que quisieras alejarte.
Dejarme.
Dices que me extrañas,
pero que no puedes.
Y ahora entiendo
cuando Beret decía:
“Vuelve a decirme lo de siempre,
que me quieres pero no puedes tenerme,
he hecho lo imposible por hacerme fuerte
y aunque sea el mismo camino solo
vuelve. Solo quiero que lo intentes,
no me digas que ahora necesitas suerte.
De verdad que necesitas que recuerdes
que las cosas que se cuidan
no se tiran de repente.”
Y no sabes cuánto duele
que la persona que quieres
no sea capaz de ver más allá de su orgullo.
Duele saber que no te arriesgarías una vez más.
Hoy me dueles más que nunca.
Y por mucho que lo intente,
solo puedo pensar
en lo bien que me sentía tumbada en tu pecho.
Mientras te acariciaba el pelo.
Me sentía en casa contigo.
Y no entiendo porque tuviste que irte así.
Dices que las cosas se han hecho mal,
y estoy de acuerdo.
Pero si de verdad quisieras,
eso pesaría menos.
Porque prefieres perder
quién te valió la alegría
que hacer las cosas bien.
Y solo puedo decirte
que por más que te alejes,
eso no hará que no hayas existido.
Que por más que te vayas
seguirás apareciendo en mí.
Porque siempre tendrás una parte de ti
en mí.
Y ojalá pudieras ser capaz
de arriesgarte.
De demostrarme
que de verdad merecía la alegría.

miércoles, 12 de junio de 2019

No nos merecemos

No nos merecemos la incertidumbre,
las dudas,
el vaivén,
la inestabilidad
ni la sensación de insuficiencia
de nadie.
No merecemos llorar
por las noches
pensando en todas las cosas
que podrías haber hecho mal
por recibir la indiferencia
de alguien que no te valora.
No.
Merecemos estabilidad,
hechos
y no palabras.
Porque vales
y mucho.
Y quien te demuestre lo contrario
déjalo ir.
Porque hoy me digo que
ya no más.
No me lo merezco.
No me mereces.
No supiste ver quién era.
Y está bien.
Pero no volveré a cuestionarme
por ti.

martes, 11 de junio de 2019

Me cansé

Me cansé.
Me cansé de escribirte,
de llorarte,
de pedirte
que no lo hicieras.
Me cansé de entenderte,
de querer ver en ti
lo que nadie había visto.
Me cansé de olvidarme
de mí por recordarte a ti.
Me dijiste que no era yo
y desde un principio supiste que sí.
Y aún así, me dejaste con la duda,
con la esperanza de que todo
pudiera cambiar.
Aún sabiendo que no lo haría.
Me dijiste que me querías.
Pero es otra la que ocupa mi lugar.
Es otra a la que le abriste las puertas,
mientras a mí me decías que no podías.
Y cuando lo veas,
estaré lejos.
Porque no me lo merezco.
Merecía mucho más.
Y quisiste dejarme ir.
No quiero que vuelvas,
porque hace tiempo que decidiste
marcharte.
Y de una vez
cerré la puerta,
esa que tanto temía.
Ahora ya no.

viernes, 7 de junio de 2019

De más

Mirando el cajón de los recuerdos
pienso en todas las cosas que te dije,
en todas aquellas que nos confesamos.
Cómo era tumbarme en tu pecho,
acariciarte el pelo
y mirarte a los ojos
mientras me contabas
todos tus miedos.
Te prometí que los abrazaría
que no dejaría que te consumieran.
Pero no pude evitarlo,
preferiste aferrarte a ellos
que a mí.
Me pregunto en qué fallé
para llegar hasta aquí.
Y porqué decidiste marcharte.
Pero ahora son los brazos de otra
los que te consuelan.
Me dijiste que necesitabas tiempo,
que no era yo.
Y yo sigo pensando
que sí era yo.
Porque el tiempo ha pasado
pero no yo.
Y de tanto echarte de menos,
he acabado echándome de más.
Quizá nunca fui yo,
pero no lo supe ver.
Y ahora me he encontrado
bajo todos mis miedos,
con todas las cosas
que siempre quise decirte
y que nunca hice.
Y con las ganas de decirte
que te voy a echar de menos.

lunes, 3 de junio de 2019

Suéltalo.
Siente el aire,
como entra por tus pulmones,
con cada bocanada.
Y poco a poco,
libera,
suelta.
Deja de tensar la cuerda
que tanto aprieta,
araña,
lastima.
No te lo mereces,
y mientras lo piensas,
un nudo te atrapa el pecho.
Impidiéndote respirar.
Ya son muchas cosas,
palabras
que se quedaron en eso.
Pero por más que lo intentes,
no logras ver las cosas con claridad.
Necesitas que todo se acabe,
que todo afloje y desvanezca.
Desaparecer.

martes, 28 de mayo de 2019

Existen más cartas que nunca se dieron
porque ya no hay fuerzas por quién
la ha escrito.
-Beret
Vuelvo a recordarte,
aunque si soy sincera,
he perdido la cuenta de todas las veces
que lo he hecho.
Nunca quise que acabara,
que te marcharas
dejándome todos los recuerdos
en mis manos.
Las fotos que nunca te di,
los besos que me faltaron por darte
y las ganas que tenía de que esto saliera bien.
Supongo que no todo dependía de mí,
que necesitaba que remaras
para sacar esto adelante.
Pero decidiste marcharte.
Y yo sigo pensando con todas las cosas
que me quedé.
Cuántas han sido las veces en las que
me he metido en tu perfil,
pensando escribirte un mensaje.
Pero sé que por mucho que lo haga
tú no volverás.
Y yo sigo guardando las entradas,
por si me dices que te arriesgas
y que quieres seguir
disfrutando
de todo lo que un día tuvimos.
Supongo que no soy capaz
de cerrar todos los recuerdos.
Porque he abierto un nuevo capítulo
en toda esta historia,
pero no he cambiado de libro.
Por si decides volver,
y ojear todas las cosas que vivimos.
Hace tiempo que te fuiste
y a veces intento decirme que no volverás.
Que todo esto ya terminó,
y que no puedo seguir esperando
a que vuelvas.
Pero no puedo,
o no quiero.
No lo sé muy bien.
Sigo manteniendo la puerta,
por si decides regresar.
Deseando que me escribas ese mensaje.
Y me pregunto si tú también
piensas lo mismo.
Si darías lo que fuera
por arriesgarte,
de nuevo,
conmigo.

Sentido

A veces me pregunto si tú también me echas de menos.
Si tú también te acuerdas de todas las cosas que vivimos
y mientras suspiras, te imaginas que nada ha cambiado.
Si sigues teniendo las mismas ganas que yo
de comernos el mundo
y a nosotros mismos.
Y me pregunto que hice mal,
que hicimos mal
para llegar hasta aquí.
Si ya besaste otros labios
y amaneciste en otra cama.
Si hay otra que haya ocupado mi lugar
y haya conseguido hacerte olvidar.
Ojalá pudiese decirte que mi cama sigue vacía,
que desde que te fuiste
he intentado mantenerme,
calmar los demonios
y decirles que se vayan.
Pero no soy capaz de conseguirlo.
Me gustaría poder llegar a ser capaz
de comprender todo esto.
De entenderte.
Y te juro que lo intento,
y a veces lo consigo.
Pero de pronto apareces,
como si de un flash back se tratara
y te imagino conmigo,
como solías estar,
y entonces
pierdo el sentido.

domingo, 26 de mayo de 2019

Guerra

Nunca voy a arrepentirme 
de todo lo que he vivido contigo.
De todas las cosas
que en su día te dije. 
No puedo arrepentirme
de lo que tuve contigo.
Porque fuiste refugio,
salvavidas
y hogar.
Conseguiste apaciguar mis demonios,
calmar mis miedos
y hacer de aquellas tardes 
en las que no quería hacer nada
un milagro,
con tus abrazos,
tus ‘túmbate conmigo y hagamos la siesta’.
Y muchas veces me pregunto
si a ti también te pasa.
Si darías lo que fuera por cambiar todo esto
y volver a disfrutar de todo lo que fuimos.
Pero quizá no era el momento.
Y puede que, 
eso es lo que necesitemos.
Tiempo.
Para sanarnos,
querernos.
Pero no puedo evitar 
decirte
que he dejado la puerta
entre abierta.
Por si quieres volver.
Porque aún
sigo esperando que me digas
que lo dejas todo
y que esta vez si vas a quedarte.
Que prefieres la guerra 
que mis ojos te creaban
con solo mirarte.

No te olvides

Me gustaría contarte todas las noches
que me he pasado
hablando con la almohada,
viendo llover en mi habitación
esperando,
deseando
recibir ese mensaje.
Ojalá recuerdes todo lo que vivimos
y te entre ese cosquilleo con solo recordarlo.
Me gustaría decirte
que todas las noches
antes de dormir
pienso en todas las cosas
que nos hicieron llegar hasta aquí.
Intentando buscarle
una razón lógica
a todo esto.
Pero sigo sin encontrarla.
Y desde que te fuiste,
sigo sin encontrarme.
Ojalá no te olvides
de lo que un día fuimos.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Hoy

Hoy es uno de esos días
en los que necesito de tus abrazos.
Y tú no estás,
y hace tiempo que te fuiste.
Pero hoy daría lo que fuera
porque eso no hubiera pasado.
Porque estuvieras a mi lado
y me cogieras de la mano.
Me acariciaras el pelo
y me dijeras que estás conmigo
que siempre lo has estado.
Hoy, te miraría a los ojos 
y te diría que la guerra contigo
me valía la pena.
Que siempre lo has hecho,
y mucho más que eso.
Hoy desearía tener
esas tardes de peli y manta 
que tanto nos gustaban.
Y quizá,
si fuese valiente,
te escribiría ese mensaje 
diciéndote 
que te quedes un poco más,
que no te vayas.
Que no quiero tenernos que perder
para darnos cuenta que 
era lo que queríamos.
Pero no puedo
o no debo.
Y no sé qué me duele más.

Poemas

Te dediqué poemas en la espalda,
trazando en tu torso
las mil maravillas que 
me había imaginado.
Te miré a los ojos
pensando en cuán bonitos eran
y más cuando sonreías,
dejando ver esos hoyuelos tan bonitos.
Te cogía de la mano
y apretaba, 
por miedo a que fueras a soltarte.
En tus ojos podía ver la libertad,
y no sabes cómo duele
sentir que ya no me miran.
A veces me pregunto 
si piensas en mí por las noches,
si te imaginas cómo sería 
el volver a vernos.
Y sin quererlo, te entra ese cosquilleo,
de ese que me hablabas
al principio de conocernos.
A veces me pregunto
si todavía queda algo de nosotros,
porque desde que te fuiste
sigo sin saber dónde me encuentro.
Me dijiste que era lo correcto
y en parte lo sé.
Pero no te imaginas cuánto duele
saber que yo habría arriesgado una vez más,
aún sabiendo que me ibas a romper
un poco más. 
Y ojalá hubieras podido quedarte,
ojalá nuestra alegría hubiese valido
mucho más que toda esta pena junta.

domingo, 19 de mayo de 2019

Worth it

Sigo guardando en el cajón 
todos los recuerdos que tuvimos juntos,
los billetes de Amsterdam,
las tarjetas del metro,
las rosas azules...
las entradas del concierto
al que nunca iremos.
Y en mi mente sigue apareciendo
ese ‘blue heart, worth it’
y tu mirada cuando me lo explicabas.
Sigo teniendo escritos
que nunca he podido darte
y quizá nunca pueda hacerlo.
Quién sabe.
Pero por mucho que quiera evitarlo
sigues apareciendo por mi cabeza,
recordándome todas las cosas
bonitas que vivimos,
inundando mi mente
y arrasando con todo lo que tengo.
Son tantas las veces que te miraba de reojo,
mientras dormías
y te arropaba para que no tuvieras frío,
pensando en lo maravilloso que era
verte dormido en mi cama.
Son tantas las veces que pensé que estaba soñando
por tenerte a mi lado,
y sentirme afortunada
porque la vida te hubiera puesto en mi camino.
Son tantas las cosas que tengo por decirte 
y son tan pocas las que salen de mi boca. 
Deberías de haber aprendido
a leer mis ojos cuando te miraba
a escondidas.
Porque puede que ya 
nunca mas 
vuelva a hacerlo.

viernes, 17 de mayo de 2019

Kilómetros

Fui mucho más de lo que cualquiera hubiese podido llegar a ser.
Te quise mucho más de lo que cualquiera
hubiese podido llegar a hacer.
Y qué pena que quisieras irte,
que no llegarás a ver en mí
todo lo que un día quise ofrecerte.
Me quedé con las manos vacías,
con tal de haberte completado a ti primero.
Pero ya cogiste tu tren,
y yo el mío.
Y ahora mismo nos encontramos a kilómetros de distancia.
Me habría arriesgado una vez más,
sólo por haber visto tu sonrisa,
tus manos enlazadas en las mías.
Y por todas aquellas tardes
donde me encontraba encima de tu pecho,
sintiendo que ese era el mejor sitio
de todo el universo.
Pero quisiste irte,
y no te culpo.
Quisiste marcharte lejos,
y emprender el vuelo,
reconstruirte,
sin importarte como me encontraba yo
en todo ese proceso.
Ahora me encuentro en un nuevo tren,
donde por más que quiera,
no tienes tu billete.
Y ahora decido encargarme de rellenar
todo aquello que te dejé,
de centrarme en mí
antes que en otra persona.
No me arrepentiré nunca
de todo lo que hice por ti,
ni de todo lo que habría llegado a hacer.
Pero ahora debo fijarme en mí.
Ahora me toca a mí
reconstruirme.

martes, 14 de mayo de 2019

Estrella fugaz

Fuiste como una estrella fugaz,
desapareciste en un abrir
y cerrar de ojos.
Y mira que te pedí varios deseos,
pero supongo que no tenías
que ser tú quien los cumplieras.
Y qué pena,
me habría gustado poder
haber disfrutado más de tu compañía.
No quería que te fueras,
ni que me dijeras adiós.
No quería que tuvieras que llegar
a ser como un desconocido.
Que, al encontrarme contigo,
tuviera que hacer como si no te conociese,
como si todo lo que vivimos
nunca hubiera sucedido.
Hacer como si no dolieses.
Pero no te imaginas cuánto lo haces aún.
Sigo sin ser capaz de mirarte a los ojos,
sin pensar en toda nuestra historia.
Aparece como un huracán,
arrasando con todo,
recordándome
lo bonito que era
tenerte a mi lado.
Pero tuviste que irte,
tenías que hacerlo para sanarte.
Aunque me habría gustado
poder haberlo hecho yo.
Pero supongo que
no tenía que ser yo quién lo hiciera.
Por mucho que hubiese querido.
Tenía que decirte adiós,
dejarte ir,
porque nunca me gustó
eso de estar a medias en los sitios.
Y aún así, he dejado la puerta entre abierta,
por si decides volver,
por si decides arriesgarlo todo
otra vez,
conmigo.
Aunque supongo que eso
tampoco sucederá.

viernes, 10 de mayo de 2019

Octava maravilla

Y ya va otra noche más.
Creo que empecé a perder la cuenta
de todas las noches
que he estado
hablando con la almohada.
Pidiendo a gritos,
y entre lágrimas,
que volvieses.
He perdido la cuenta de las veces
en las que te he escrito,
deseando
que me dijeras que no querías perderme.
Que apostabas,
de una vez,
por lo nuestro.
Que preferías tenerme a tu lado,
 a verme ir.
Pero ya van muchas noches y,
en el fondo,
sé que ésta no va a ser diferente.
Hace tiempo que decidiste marcharte,
que diste media vuelta
y te alejaste.
Hace tiempo que tomaste una decisión,
donde yo no me encontraba.
No había sitio para mi.
Y desde que te fuiste,
han vuelto a aparecer
los demonios que tenía bajo la cama.
Parece que han decidido quedarse,
acompañando a mi insomnio.
Y no tiene pinta
de que vayan a marcharse,
no como tú.
Ojalá pudiese decirte
que me habría gustado que te quedaras,
aunque sólo fuese un ratito más.
Que tus brazos eran abrigo
cuando me rodeaban.
Y que las noches contigo
podían ser largas,
pero para mí,
era como estar
en la octava maravilla.

sábado, 4 de mayo de 2019

Puede que ya sea tarde,
que,
todo lo que escriba,
nunca te llegue.
Puede que,
ahora mismo,
te encuentres tan lejos de mí
que ni te acuerdes
de todo lo que un día vivimos.
Puede que un día,
si no lo ha sido ya,
te despiertes en otra cama,
y te sientas afortunado por tener
a esa persona a tu lado,
y que todos los recuerdos juntos,
ya no se asomen por tu ventana.
Nunca quise que todo acabara,
verte ir,
sabiendo que sería la última vez que lo haría.
Me dijiste que sería lo mejor,
pero sigo pensando
si realmente es así,
si te referías a mí,
o a ti.
Puede que algun día
sea capaz de ver que era lo mejor,
que tú no eras para mí,
ni yo para ti.
Pero no te lo puedo negar,
sigo esperando ese mensaje,
donde me dices que lo dejas todo,
y que te quedas a mi lado.
Que quieres ese abrazo
que tanto he anhelado.
Que no quieres que nos convirtamos en recuerdos,
y que esta vez no me soltarás.
Pero sé que no lo harás.
sé que tú ya no estás aquí,
y si soy sincera hace tiempo que te fuiste,
pero ojalá nunca olvides
todo lo que un día vivimos.
Que habría movido mar
y tierra
por haber permanecido a tu lado.
Que si no seguí,
es porque no tenia la fuerza
de continuar por los dos.
Y no te culpo,
puede que llegue el día
en el que nos encontremos,
aunque ambos
sepamos que nunca volverá a ser lo mismo.
Que quizá no era el momento,
según tu,
pero cuando quieres a alguien
das todo lo que tienes
para que sea el momento,
que si hay ganas,
lo demás sobra.
Asi que supongo,
que en esta historia,
la que sobraba,
era yo.
era yo.

martes, 23 de abril de 2019

Ojalá pudiese enviarte un mensaje,
ese mensaje que tanto miedo
me provoca.
Me gustaría decirte que las noches,
sin ti, son solo eso,
noches.
Que sigo esperando tu mensaje de:
“Buenos días, ¿qué tal has dormido?”,
pero empiezo a creer que eso
nunca más vendrá.
Me he imaginado muchas veces
cómo sería volver a verte,
si seguirías teniendo las mismas ganas que yo
de abrazarme, y no soltarme nunca más.
Quizá yo nunca fui para ti,
que,
por mucho que duela,
nunca llegases a sentir por mí
lo que yo llegué a sentir hacia ti.
Puede que yo llegase a tu vida
con tiempo limitado,
y una vez sucedido,
todo se esfumase.
Y no sabes cuánto duele,
ver qué por mucho que quieras,
nada va a cambiar.
Pero a veces tienes que dejar ir,
dejar volar a quien quieres
para que encuentre la libertad.
Puede que, algún día,
te despiertes en otra cama,
con otros brazos,
y quizás,
solo quizás,
recuerdes todo lo que un día tuvimos,
con cariño,
y veas en ella,
todo lo que yo vi en ti.
Y ella,
ella será la persona más afortunada
por poder tenerte a su lado.
Y no negaré que la envidiaré,
que maldeciré que ella pueda tener
lo que yo tanto quería.
Pero cuando quieres a alguien
deseas que sea feliz,
aunque no seas tú quién lo vea.

miércoles, 17 de abril de 2019

La valentía

Quisiera sentarme aquí,
frente al mar,
y hablar de ti,
contigo.
Quisiera poder enseñarte
todo lo que te he escrito,
pero,
otro día más, 
sigues sin estar aquí.
Y yo sigo recordándote,
pensando en todo lo que un día vivimos,
los sueños que nos contamos,
y que nunca cumplimos,
no juntos.
De las ganas que teníamos de comernos el mundo
y a nosotros mismos.
Quisiera sentarme frente al mar,
como la primera vez que nos vimos,
escuchando las olas chocar contra las rocas.
Eras todas las cosas que un día quise,
y que pena que tuvieses que irte,
yo había dejado la puerta medio abierta,
por si algún día decidías volver a entrar.
Y para qué engañarnos,
sigo esperando a tu regreso,
a qué un día me escribas 
y me digas que tienes las mismas ganas 
de antes de tumbarte conmigo
y olvidarnos del mundo.
Ojalá pudiese decirte
que los domingos sin ti
se han vuelto oscuros,
que el abrigo de tus brazos 
era lo que me calentaba,
y no la manta.
Ojalá pudiese decirte 
que me gustaría que volvieras.
Pero no puedes retener a una persona,
a veces, 
hay que tener la valentía de dejar ir 
a lo que nunca quisiste que se fuera.



sábado, 13 de abril de 2019

Qué pena

Quizá nunca más te vuelva a ver,
quizá tú no eras para mí,
ni yo era para ti,
aunque no lo puedo negar,
me habría gustado que contigo
las cosas hubiesen sido diferentes.
Llegué a imaginarme un futuro,
nuestro.
Quizá tenga que dejar de mirar atrás,
de recordar.
Pero, mientras doy un sorbo de cerveza,
apareces,
sin quererlo.
Y es que a veces
los recuerdos aparecen como arte de magia.
Como ese abrir y cerrar de ojos,
inconsciente.
Quizá si te vuelva a ver,
pero de otra forma,
de otras maneras.
Quizá deba dejarte ir,
soltar y dejar de tensar la cuerda.
Fuiste todo lo que un día quise,
y que pena que las cosas más bonitas
en esta vida sean las que menos duran.

jueves, 4 de abril de 2019

Hace tiempo

Hace tiempo que hablo con la almohada,
que le cuento mis miedos,
esperando que pueda calmarme.
Hace tiempo que vino el insomnio a visitarme,
trayendo consigo los monstruos
que tenía bajo la cama.
Que me cogen de la mano,
y me dicen que ellos no van a soltarme.
Hace tiempo que deambulo por las calles,
pensando en volver a verte,
aunque en parte eso también me acojona.
Hace tiempo que me muero de ganas
de decirte cuánto te he echado de menos,
que el insomnio contigo era más bonito,
y que me gustaba más la forma en cómo
mojábamos juntos la almohada y no tanto
la mía.
A veces pienso en escribirte,
y pedirte que vuelvas.
Pero no puedo retenerte,
porque siempre has sido libre.
Pero ojalá, aún siendo libre,
decidas quedarte,
y comernos juntos el mundo,
o a nosotros.
Quiero que sepas que si tuviese,
de nuevo,
la oportunidad de conocerte
volvería hacerlo.
Aún sabiendo cómo acabaría.
Quiero que sepas que solía hacerte fotos,
a escondidas,
mientras dormías.
Que empezaba a acariciarte el pelo,
pensando en cuán maravilloso
era tenerte a mi lado.
Quiero que sepas que sigo guardando
todos los recuerdos que tenemos,
por si un día vuelves
mirarlos juntos.
Quiero que sepas que Ámsterdam
siempre tendrá un pedacito de ti
y de mí.
Quiero que sepas que te miraba por el rabillo del ojo
por si te pillaba mirándome,
y pensar en lo bonita que se te ponía la cara
cuando lo hacías.
Quiero que sepas que he dejado la puerta medio abierta,
por si decides volver.
Que Mallorca no es tan bonita desde que no estás a mi lado.
Que la cama hace tiempo que se me hizo grande,
y sigo esperando tus brazos por las noches,
tus besos de buenos días,
y tus ‘bonita’.
Quiero que sepas que siempre me valiste la alegría,
porque pena ya tuvimos mucha,
eso lo sabes bien,
y que si apostábamos, era por la alegría.
Y que nunca voy a arrepentirme,
porque te habría escogido una y otra vez.
Hoy es otro día gris,
aunque creo que no ha habido día que no lo haya sido desde que te fuiste.
Los recuerdos me invaden por momentos,
y en ocasiones, desearía poder controlar mi amígdala y todo lo que ello implica.
A veces miro al cielo,
como pidiendo un deseo, esperando una respuesta,
pero no llega.
Hace tiempo que te has ido,
pero en mi cabeza,
en mis sueños,
en mis lágrimas,
sigues permaneciendo.
Siempre me dijiste que merecía lo mejor,
que merecía ser feliz,
que no tuviese tanto miedo a sonreír,
que me veía muy guapa.
Pero no entiendes que tuve lo mejor,
y desde que te fuiste,
la sonrisa ya no me sale igual.

lunes, 1 de abril de 2019

Hoy ha vuelto a sonar el despertador y
no te imaginas cómo duele ver que
hoy tampoco amaneces a mi lado.
Ya van treina días sin ti.
Treinta días imaginando encontrarte,
imaginando conversaciones.
Treinta días recordando toda nuestra historia,
deseando retroceder,
revivir todas nuestras locuras.
Y es que amor,
no sabes cómo jode soñarte cada noche,
despertar y ver que esta es la realidad.


sábado, 30 de marzo de 2019

El desastre

Sigo recordando esas últimas palabras que nos dedicamos.
Recuerdo que te abracé muy fuerte,
deseando que se parase el tiempo
y quedarme eternamente entre tus brazos.
Pero el reloj me traicionó,
de pronto me encontraba bajo tu portal,
y mis lágrimas brotaban sin cesar.
Ojalá hubiese podido decirte que te quedaras,
que el desastre es más bonito desde tus ojos.

Te imagino

Todavía sigo buscando tu mirada entre la gente.
En ocasiones, me imagino que te encuentro 
y empezamos a hablar.
Me cuentas todo lo que has estado haciendo, 
mientras yo solo me fijo en como se te cierran los ojos 
cuando cuentas algo que te ilusiona. 
Me fijo en tu boca, por si se te escapa una sonrisa 
y enseñas esos hoyuelitos que tanto me gustan.
Y mientras sigues contando, 
yo solo pienso en lo maravilloso que es tenerte delante.
Pienso en todo lo que quiero decirte,
todo lo que he estado pensando,
pero cuando me preguntas no soy capaz de articular.
Me aparece ese nudo en la garganta,
y empiezo a temblar.
Tartamudeo y te digo que todo sigue como antes,
sin ser capaz de decirte que ojalá pudiéramos volver a intentarlo.
Que esta vez, quizá, podríamos conseguirlo, 
pero me callo. 
Y solo soy capaz de sonreírte y desearte que todo te vaya bien.
Que todo nos vaya bien. 
Quién sabe, quizá si hay un “nosotros” en un futuro.
Más maduros, con las ideas más claras, y 
esta vez con más ganas de comernos. 


miércoles, 27 de marzo de 2019

En mis ojos puedes ver la tormenta.
Puedes ver como,
poco a poco,
se van deslizando las gotas.
Nublando la vista y
obstruyendo la luz que se refleja.
Hace tiempo que no nos vemos,
hace tiempo que ya no somos.
Y de pronto, sin saber cómo
nos hemos encontrado en otra página.
Rebuscas en las cenizas
por si encuentras restos de aquel nosotros.
Suspiras, pensando que tal vez así, 
puedan salir todos tus pensamientos.
Echar a volar. 
Te sientes enjaulado,
atrapado en ese nudo en la garganta.
Quieres avanzar, pero no puedes.
Puede que, tal vez solo necesitemos tiempo.
Y, será en ese momento,
cuando puedas emprender el vuelo.

martes, 26 de marzo de 2019

Empatar

Miro al cielo, el día está gris,
o tal vez soy yo, no lo sé.
Cierro los ojos, creyendo que,
quizá así, algo cambiará.
“Sé fuerte”, me digo. Y te juro que quiero,
pero de pronto todo me invade,
y no soy capaz de seguir.
Vuelvo a cerrar los ojos,
pero esta vez apareces tú,
con esa sonrisa entrecortada,
y tus hoyuelos...
Ojalá te hubiese dicho cuánto me gustaban.
Ojalá pudiera volver atrás. 
Y pido a quien haya allí arriba que ojalá,
algún día, 
pueda volverte a ver.
Que algún día pueda volver a mirarte como antes.
Aunque sigo haciéndolo,
desde lejos... 
Y no te imaginas cuánto duele,
cómo cuesta.
Fuimos dos almas perdidas que se encontraron, 
y acabaron uniéndose, sin llegar a saber que,
a veces, 
por menos que se quiera,
uno acaba más jodido que el otro. 
Y es que nunca nos dijeron que, 
el amor es el único juego en el que hay que empatar.