Noches que te abrazan,
y una gran cantidad de recuerdos,
que te susurran al oído,
sin importar el dolor que causen.
Una mano te arropa,
pero no te fíes de la falsa cortesía,
pues ésta no tiene validez.
Quizá el verdadero sentimiento se esconde en los días grises, en las largas noches de amargura que te dejan marca debajo de los ojos, las ojeras que el insomnio provoca.
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