jueves, 9 de julio de 2015

Ojalá que un día olvide
todo aquello que tuve
y no pude mantener.
Que no sabes cuánto duele,
el saber que nuestros ojos ya no se miran,
ni nuestras mejillas se sonrojan.
Ni tú eres tú,
ni yo soy yo.
Y lo gracioso es que no sé ni quién soy,
y supongo que ni sé quien eres,
qué ya no te reconozco.
Que no eres mío, aunque quizá nunca lo fuiste.
Y, no sé, es extraño,
y algo doloroso si soy sincera,
pero no cesa,
y el orgullo no desvanece,
incluso diría que aumenta.
Y que pretendes,
si te pedí que no te marchases,
pero no me escuchaste,
y ya solo queda el eco de mi voz,
junto con mis sollozos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tienes un comentario!