martes, 9 de julio de 2019

Él me quería

Él era una persona reservada,
no le gustaban las películas de terror.
Temía a los fantasmas.
Y prefería dormir para solucionar sus problemas.
Se mordía el interior de las mejillas
cuando quería decir algo
pero no sabía cómo.
Movía las piernas sin parar
cuando le entraba la vergüenza
y se tocaba el pelo.
Ese pelo rizado que tanto me gustaba.
Me miraba a hurtadillas,
con miedo a que le pillara mirándome,
por si acababa diciéndole alguna cosa
que le sonrojara.
Y me quería.
Sé que lo hacía con fuerza,
hasta a veces sentía que se le iba a salir el pecho
cuando me acariciaba.
Se quejaba de lo cariñosa que era,
y de lo mucho que hablaba.
Pero sé que eso también le gustaba,
aunque lo negara.
Y yo habría hecho cualquier cosa
por verle sonreír.
Porque nadie puede imaginar
cómo me alborotaba
su sonrisa entrecortada.
A veces prefería dormir,
y eso a mí me enervaba,
yo tan enérgica,
y con tantas ganas de moverme.
Y ahora no os hacéis una idea
de lo mucho que extraño
dormirme en su pecho,
mientras mirábamos alguna serie,
o cualquier vídeo absurdo de YouTube.
Y me quería.
Me quería como nadie lo había hecho.
Y yo le quería.
Le quería como nunca lo había hecho.
Y, por mucho que lo intente evitar,
sigo haciéndolo.
A veces, sin darme cuenta,
me aparece,
y pienso en la cantidad de veces
que quise haberle dicho ‘te quiero’
y no lo hice.
Quizá por algún enfado absurdo,
o por no ser pesada.
Y no sabéis cuánto me arrepiento,
de no haberle mirado más a los ojos
y decirle que le quería.
Pero tenía miedos.
Aún queriéndome
sus demonios le consumían.
Y ahora hace tiempo que se ha ido,
y yo sigo pensando
porque tuvo que pasar.
Sigo esperando un mensaje,
donde me dice que sigue queriéndome
y que por mí
lo dejaría todo.
Ojalá pudiese ser valiente
y no dejar ganas a sus miedos.
Se lo dije muchas veces.
Supongo que no fueron suficientes.
Él era cabezota,
pero me quería.
Sé que lo hacía con fuerza.
Con la misma fuerza
con la que aprieto mis dientes
mientras escribo esto.
Pero quiso irse,
y yo no puedo negarle a nadie su viaje.
Quiso volar,
probar otros labios,
otras camas...
Quiso irse, pensando que así estaría mejor.
Y acabamos los dos llorando,
rezándole a todos los dioses
que esto no hubiese pasado.
Pero tuvo que irse,
y con todo el dolor del mundo
solo puedo decir
que yo le quería.
Le quería muy fuerte,
y tuve que dejarle ir
para que fuera feliz.
Y ojalá,
nos encontremos en un futuro.
Sin tanto dolor encima
y con las mismas ganas de siempre
de comernos.
Yo sé que él me quería,
y que pena que tuviese que irse,
que no luchara por apaciguar sus demonios.
Por ver en mí,
quién soy en realidad.
Qué pena que tuvieses que irte.
Y no sabes cómo duele.
Yo le quería,
y le quiero.
Y por muy lejos que esté
seguiré deseando rozar mis manos con las suyas,
despertar por las mañanas
mirarle dormir
y abrazarle fuerte.
Yo le quería
y sé,
que siempre lo haré,
sea la forma que sea.


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