Cierra los ojos, siente mis manos sobre tu cuello, estoy detrás de ti y siempre lo he estado. Cuando no sabías que camino escoger, indirectamnete, hice que fueras hacia tu destino. Cuando sentías que el mundo iba contra ti, y no tenías nada que hacer, yo ponía mis manos sobre tu espalda para que no cayeras. Cada paso que diste yo estaba ahí, observándote desde lejos y sin darme cuenta, enamorándome. Cuando ya no quedaba nada más que hacer, me di cuenta que tu mano se postró en mi hombro y al darme la vuelta tú estabas ahí, mirándome, enloqueciéndome...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tienes un comentario!