sábado, 23 de agosto de 2014

La lluvia cae sobre los tejados. El aire cálido se ha ido, se avecina una tormenta, de esas que lo destrozan todo, y después se va. Sentada, en aquel banco, veo caer la lluvia. Me moja, pero yo me dejo, veo cómo cae sobre mi rostro, juntándose con mis lágrimas, hasta el punto que ya no se sabe qué es qué. Mis labios tiritan, mis dientes chocan, y me abrazo, rodeando mis piernas, impidiendo la entrada del frío, aunque es imposible. Mi corazón late tan rápido, que pienso que me saldrá del pecho. Solo tú hacías que se pusiera de esa forma frenética. Pero, ahora tú no estás, ni el sabor de tus besos. Me dejaste, con millones de recuerdos, y con la esperanza de volverte a ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tienes un comentario!