Nunca voy a arrepentirme
de todo lo que he vivido contigo.
De todas las cosas
que en su día te dije.
No puedo arrepentirme
de lo que tuve contigo.
Porque fuiste refugio,
salvavidas
y hogar.
Conseguiste apaciguar mis demonios,
calmar mis miedos
y hacer de aquellas tardes
en las que no quería hacer nada
un milagro,
con tus abrazos,
tus ‘túmbate conmigo y hagamos la siesta’.
Y muchas veces me pregunto
si a ti también te pasa.
Si darías lo que fuera por cambiar todo esto
y volver a disfrutar de todo lo que fuimos.
Pero quizá no era el momento.
Y puede que,
eso es lo que necesitemos.
Tiempo.
Para sanarnos,
querernos.
Pero no puedo evitar
decirte
que he dejado la puerta
entre abierta.
Por si quieres volver.
Porque aún
sigo esperando que me digas
que lo dejas todo
y que esta vez si vas a quedarte.
Que prefieres la guerra
que mis ojos te creaban
con solo mirarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tienes un comentario!