martes, 18 de noviembre de 2014

Jamás comprendí lo que pasa con los corazones rotos. ¿Se vuelven a armar? ¿Cómo los puzzles? No creo... Imagino que cuando algo se rompe, roto queda, y lo que uno hace, es aprender a vivir con ello. Y quizá, lo bueno de que éste esté roto, es que ya no puede volverse a romper, o sí, quién sabe. El amor es tan perro, que a vece parece que nunca volverás a enamorarte, hasta que lo haces, y claro, confías, hasta partirte, de nuevo. 
Quizá un corazón roto puede seguir partiéndose, hasta no quedar nada, como el polvo, que se va, y no vuelve.

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